domingo, 11 de octubre de 2015

El Hecho Social, Camarón de la Isla y la combustión


Emile Durkheim nos define el concepto de “hecho social” llevándonos a una realidad cotidiana en la que evoca a la dificultad de ir contra la sociedad o infringir las reglas y las consecuencias “excluyentes”, en la mayoría de los casos, que esto tiene, Durkheim cataloga estos fenómenos como sociales, puesto que tienen a la sociedad como sustrato.
En este aspecto el autor refiere a la “coacción”, ya que con lo anterior queda demostrado que el individuo no es totalmente autónomo, no depende totalmente de sí mismo, “cada uno es arrastrado por todos”, es más, en palabras de Durkheim “hoy día es indiscutible que la mayoría de nuestras ideas y de nuestras tendencias no son elaboradas por nosotros sino que nos llegan de fuera, sólo pueden penetrar en nosotros imponiéndose”
Podemos ejemplificar todo lo hablado en el ámbito de la educación, en la que se imponen al niño una serie de comportamientos, patrones, o pensamientos a los que este no llegaría de forma natural (obediencia, tranquilidad…). Esta coacción desaparece en el momento que el niño convierte en hábitos estas perspectivas o formas de comportamiento, actuación y sentimiento. La mayor parte de los fenómenos sociales nos vienen transmitidos por las generaciones anteriores mediante una autoridad a la que la educación nos ha enseñado a respetar.
En definitiva, un hecho social se identifica por la coacción social exterior que ejerce sobre los individuos y se define también por la difusión a la que es sometido en el interior del grupo. La sociología no puede obviar lo referente a la vida colectiva, sin embargo, las partes que componen a la sociedad y su disposición, la distribución de la población, la forma de las viviendas, etc., no pueden relacionarse directamente con formas de sentir o de pensar...

“Un hecho social es toda manera de hacer, establecida o no, susceptible de ejercer sobre el individuo una coacción exterior; o también, el que es general en la extensión de una sociedad determinada teniendo al mismo tiempo una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales”
No he podido evitar acordarme de una anécdota relacionada con los hechos sociales, la coacción social y algunas paranoyitas más del nota este:
En España, en plena época de transición, se abren las puertas de nuestro país al mundo, que nos llevaba y probablemente aún nos lleve unos años de ventaja, y en uno de los campos en los que más se notó (aparte de una variedad exquisita en el mercado de la droga) fue en el arte, y concretamente, y aquí contextualizo mi historia, en la música.
Ciertos grupos de la época como “Smash”, “Triana” o “Veneno” ya habían empezado a tocar o fusionar sin mucha repercusión, en principio, para la gran mayoría de la gente las nuevas músicas (rock, jazz...) con las nuestras.
Así llegamos al año 1979, en el que Camarón de la Isla, un referente del flamenco puro y tradicional de la época en cuya música solo aparecían su voz, palmas y la guitarra flamenca de Paco de Lucía, decide sacar al mercado “La leyenda del Tiempo”. En este CD, Camarón, rodeado de un puñado de innovadores y enmarihuanados y LSDados y heroínados (la variedad de droguitas de la que hable antes) músicos españoles y artistas extranjeros (seguramente también drogaditos jeje) introduce por primera vez en el flamenco instrumentos como baterías, bajos eléctricos, guitarras eléctricas, sintetizadores, etc.
Cuentan que, durante "casi" (entiéndase "casi" por: menos cuando en las bajonas de los ciegos y/o en los momentos de lucidez decían unos cuantos: "illo esto no tiene ni pies ni cabeza no?") todo el proceso de grabación estuvieron convencidos de estar realizando una gran obra de arte, sin embargo, las ventas fueron un fracaso, la crítica fue mordaz y los artistas y el disco fueron sometidos a un desprestigio tal, que el propio Camarón se "arrepintió" de haberlo grabado y prometió volver al flamenco más tradicional, "el que todos entendían", transcribiendo literalmente sus propias palabras al productor Ricardo Pachón: "Ricardo el proximo disco guitarrita y palmas..."
Hoy, 25 años después, “la leyenda del tiempo” está considerado uno de los mejores discos de la historia, y ha marcado un antes y un después en el Flamenco. Sin embargo, la sociedad lo rechazó o lo marginó en un principio, y esta coacción llego incluso a “convencer” a los propios artistas de que lo que habían hecho carecía de mérito,(o simplemente era una puta mierda) aunque luego el tiempo, mediante una evolución de la sociedad en el ámbito cultural entre otros, les diera la razón.
Con esto quiero decir que la sociedad “arrastra” de una manera cíclica a los individuos hacia un camino concreto quizás el mejor o quizás el peor, pero los arrastra y salir de ahí aunque sea para ver a que huele fuera se convierte en algo demasiado complicado quizás. Es curioso como las “modas” cambian de un extremo a otro y en períodos de tiempo sorprendentemente cortos algo pasa de actual a obsoleto, y aún más curioso el carácter cíclico, anteriormente mencionado, es decir, como lo que ayer era obsoleto hoy es actual y viceversa (odio esta palabra tan bonita por culpa de telecinco y Enma García..).
En fin, este hecho clarifica a la perfección que la mayoría de las ideas y tendencias no son creadas por nosotros sino impuestas desde fuera, por si lo quieres saber, durante el Barroco, en los garitos o discotecas de la época lo petaban las gorditas bañadas en harina (pálidas), hoy hay tías pálidas que llegan a rozar la muerte por combustión a manos del violento sol Chipionero en busca del canon de belleza mientras pasan hambre o encojen barriga por encima de sus posibilidades (mira que final más Rajoyesco me ha quedao).




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